3. El gato con botas
Había un vez un viejo molinero que al morir heredó a sus hijos aquello
que poseía. El hijo mayor recibió como herencia el molino, el segundo
hermano recibió el asno y al menor le tocó el gato.
Triste por su suerte, el más pequeño de los hijos se lamentaba de poseer
tan solo un gato. En esas estaba, quejándose por su suerte, cuando
escuchó que alguien le hablaba: “Oye, tú, deja de llorar, y mejor
consígueme un par de buenas botas”. “Un gato que habla debe ser un gato
astuto”, fue lo que pensó el joven, así que atendió la demanda del gato y
fue en busca de las dichosas botas.
Mientras esperaba sus botas, el gato se puso a cazar conejos. Y una vez
que tuvo puestas las botas que le consiguió el joven, le llevó los
animales cazados al rey. “Estos conejos se los envía mi señor, el
marqués de Carabás”, le dijo el gato a este rey. ¿Por qué dijo “marqués
de Carabás”? Porque fue el primer nombre que se le ocurrió al gato. Cada
día, el animal le llevaba las presas cazadas al rey en nombre del tal
marqués de Carabás.
Un día, el gato se enteró que el rey iba a salir de paseo con su hija y
urdió un plan. Le pidió a su amo que se metiera al río a nadar y que él
haría el resto. Cuando la carroza del rey pasó cerca del río, el gato
empezó a gritar: “¡El marqués de Carabás se ahoga! ¡Ayuda, ayuda!”
El rey, que escuchó al gato, pidió a sus guardias que lo salvaran. El
animal se acercó al rey para contarle que mientras nadaba, unos ladrones
se habían llevado la ropa del marqués. Al escuchar que se trataba del
marqués de Carabás, aquel que le había mandado conejos y demás animales
cazados, el rey, para agradecer los regalos, mandó que le trajeran finos
trajes a este marqués. Con tales trajes, el hijo del molinero parecía
todo un noble y la princesa al verlo así, se enamoró de él. El gato
tramó un par de ocurrencias más para hacer parecer que su amo era muy
rico. El rey cayó en su trampa y le dio la mano de su hija.
El hijo del molinero se casó con la princesa, fue muy feliz y nunca más
volvió a ser pobre gracias a la astucia de este peculiar gato, que
también vivió con todas comodidades el resto de sus vidas, porque los
gatos tienen siete vidas.
Ahora responde:
- ¿Te parece que el gato hubiera podido convencer al rey si no hubiera tenido sus botas?
- ¿Por qué era tan importante que el gato tuviera estas botas?
- ¿Por qué crees que se eligió un gato para esta historia?
- Si encontraras un gato que hablara, ¿qué le pedirías?
- ¿Consideras que la princesa se hubiera enamorado del hijo del molinero de haberlo conocido con sus pobres ropajes? ¿Por qué?
- Conoce el resto de las astucias del gato.
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